21.10.09

De Cómo El Sueño Desentierra el Inconsciente


Soy malo para recordar lo que sueño, pero por lo que alcanzo a rescatar, mis historias son complejas, a colores y con ciertos lugares comunes que aunque "físicamente" son distintos, en esencia provocan la misma sensación.

El de anoche fue un sueño así: una combinación de eventos, donde se entremezclaban situaciones similares a las de mi pasado con eventos salidos -supongo- de la televisión, y aderezados con la infaltable fantasía.

La historia fué simplona: yo me encontraba -por razón que no recuerdo- en la entrada de la casa de Fer [que era muy del tipo de las casas gringas clasemedieras, parecida a la de Erik -el flaco de That 70's Show-] en la madrugada; al entrar lo que parecia haber sido una reunión donde se veian ex-compañeros míos de la secundaria y familiares de Fer; y donde yo esperaba un ambiente de desmadre y peda, se respiraba en su lugar el denso aire de la tragedia: durante el evento habia muerto Tere Cárdenas, probablemente de un repentino y fulminante infarto.

Llegó una ambulancia [o erá carro funebre?] y se la llevó a un destino incierto.

Recuerdo que el sueño duró mucho mas, que interactué con Judith M. -a quien aún la asocio con una fuerte atracción sexual- y con algunos otros mas que eran de ese tiempo, y que en mi memoria parecían enterrados para siempre...

y desperté con ese nombre en la lengua, ¡Tere Cárdenas!, nombre que no venía a mi memoria por mas de ¡20 años!. Una compañera como cualquier otra; ni tan bella ni tan fea, ni tan simpática ni tan desagradable, ni tan golfa ni tan recatada, ni tan protagónica ni tan insulsa: una mujer tan promedio que es perfecta para ser olvidada.

Así, en una fría madrugada de Octubre, habiendo recorrido miles de rostros, millones de palabras y capas y capas de recuerdos, apareció ella, Tere -al menos como creo que era-, una Tere tiesa y serena, que con mas elocuencia que los vivos recordóme que nada se olvida para siempre.