26.12.07

BORGES : el libro

En marzo de 1979 Jorge Luis Borges dictó cinco conferencias en la Universidad de Belgrano, en Buenos Aires, y fueron publicadas por Bruguera.
-Porque, ¿qué es nuestro pasado sino una serie de sueños? ¿Qué diferencia puede haber entre recordar sueños y recordar el pasado? Esa es la función que realiza el libro.
-Todos los grandes maestros de la humanidad han sido, curiosamente, maestros orales… Pitágoras. Sabemos que Pitágoras no escribió deliberadamente… De Cristo sabemos que escribió una sola vez algunas palabras que la arena se encargó de borrar.
-A Bernard Shaw le preguntaron una vez si creía que el Espíritu Santo había escrito la Biblia. Y contestó: todo libro que vale la pena de ser releído ha sido escrito por el Espíritu.
-Es curioso —no creo que esto haya sido observado hasta ahora— que los países hayan elegido a individuos que no se parecen demasiado a ellos. Uno piensa, por ejemplo, que Inglaterra hubiera elegido al doctor Jonson como representante; pero no, Inglaterra ha elegido a Shakespeare, y Shakespeare es —digámoslo así— el menos inglés de los escritores ingleses… Otro caso es el de Alemania; un país admirable, tan fácilmente fanático, elige precisamente a un hombre tolerante, que no es fanático y a quien no le importa demasiado el concepto de patria; elige a Goethe. Alemania está representada por Goethe. En Francia no se ha elegido a un autor, pero se tiende a Hugo…, pero Hugo no es típicamente francés. Hugo es extranjero en Francia; Hugo, con esas grandes decoraciones, con esas vastas metáforas, no es típico de Francia. Otro caso aún más curioso es el de España. España podría haber sido representada por Lope, Calderón, Quevedo. Pues no. España está representada por Miguel deCervantes. Cervantes es un hombre contemporáneo de la Inquisición, pero tolerante, un hombre que no tiene las virtudes ni los vicios de los españoles… Es como si cada país pensara que tiene que ser representado por alguien distinto, alguien que puede ser, un poco, una suerte de remedio, una suerte de triaca, una suerte de contraveneno de sus defectos.
-Yo he tratado más de releer que de leer, creo que releer es más importante que leer, salvo que para releer se necesita haber leído. Yo tengo ese culto por el libro. Puedo decirlo de un modo que puede parecer patético y no quiero que sea patético; quiero que sea como una confidencia que les realizo a cada uno de ustedes; no a todos, pero sí a cada uno, porque todos es una abstracción y cada uno es verdadero.
-Yo sigo jugando a no ser ciego, yo sigo comprando libros, yo sigo llenando mi casa de libros. Los otros días me regalaron una edición del año 1966 de la Enciclopedia de Brokhause. Yo sentí la presencia de ese libro en mi casa, la sentí como una suerte de felicidad. Ahí estaban los veintitantos volúmenes con una letra gótica que no puedo leer, con los mapas y grabados que no puedo ver y, sin embargo, el libro estaba ahí. Yo sentía como una gravitación amistosa del libro.
-Recuerdo que hace muchos años se realizó una encuesta sobre qué es la pintura. Le preguntaron a mi hermana Norah y contestó que la pintura es el arte de dar alegría con formas y colores. Yo diría que la literatura es también una forma de la alegría. Si leemos algo con dificultad, el autor ha fracasado. Por eso considero que un escritor como Joyce ha fracasado esencialmente, porque su obra requiere un esfuerzo.
-Heráclito dijo (lo he repetido demasiadas veces) que nadie baja dos veces al mismo río. Nadie baja dos veces al mismo río porque las aguas cambian, pero lo más terrible es que nosotros somos no menos fluidos que el río. Cada vez que leemos un libro, el libro ha cambiado, la connotación de las palabras es otra. Además, los libros están cargados de pasado.

No hay comentarios: