18.2.11

Juay de Rito?

(Cuando las Mangas del Chaleco fueron el Silencio de los Inocentes.)


Que grande le quedó Anthony Hopkins a López-Dóriga.

Nunca he considerado al tal Profe como un buen entrevistador, todo lo contrario, su manera de forzar al entrevistado a responder lo que él quiere que le contesten (el mismo estilito que comparte Denisse Maerker), así como su hábito a dejar hablando al interlocutor mientras el ya está navegando de nuevo en su lap-top me parecen deleznables, y no hablemos de la furia que lo consume cuando algun personaje osa con no contestarle la llamada.

Pero hoy se voló la barda.

La entrevista comenzó mal: fallas técnicas impedían que la traducción de las preguntas del Ticher llegaran a los oídos de Hopkins por lo que tras las pausas incomodas venía la repetición de la misma en versión Inglés Sin Barreras.“El Rito, El Rito” le dijo en un momento como si por repetirlo Sir Anthony le pudiera comprender.

Me pareció penoso ver que LD no solo conoce poco de la trayectoria filmográfica de Hopkins, sino que no hizo la menor investigación previa para saber de que iba a hablar; esa desatención es propia de quienes por su experiencia, arrogantemente creen dominarlo todo.

La plática giró  a la pelicula que el actor vino a promocionar y a las únicas dos que por lo visto el periodista había visto de su entrevistado, Silence of the Lambs y Nixon.

Más vergonzoso aún fue escucharle preguntas que (no recuerdo textualmente) fueron algo asi como: A Ud. Se le recuerda como Hannibal (!), ¿le gustan los papeles malignos? (!!!) o ¿No cree que a Nixon no le gustó la representación que Ud. Hizo de él?


A tanta estulticia, Anthony Hopkins respondió con sonrisas francas, y ofreció respuestas inteligentes a pesar del desorden temático-cronológico y de la pobreza de los cuestionamientos.

Nada respecto a su trayectoria, nada en relación a las otras decenas de películas que ha realizado, nada de su vida personal, ni de sus gustos o aficiones (al menos a mi me habría gustado saber mas del hombre y no del actor).

Hoy me voy a dormir apenado, imaginando el sabor tercermundista con el que uno de mis actores favoritos se queda de México tras presentarse con (supongo que así se lo habrán descrito) el periodista mas importante de la televisión nacional.

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